sábado, 3 de abril de 2010

Yo no estoy viviendo, sólo estoy matando el tiempo.

Cada instante todo va más lento, hasta que se para de golpe, y se paró todo tan derrepente que me impacté de frente con mi propia realidad. Iría a la puerta de salida del mundo y pediría amablemente "abran la puerta, por favor, quiero bajarme de aquí."
Creo que me estoy volviendo loca. Creo que me estás volviendo loca, te digo.
Y tan sólo tengo segundos para asimilarlo y pensar en la puta frase final, pero no se me ocurre nada, entonces predomina en la escena final un silencio, y cae el telón bruscamente.
Nunca más voy a sentirme especial. Y jamás volveré a ser única, ni hermosa, ni bella, ni perfecta. Tampoco volveré a aparentar inteligencia, ni seré ingenua. Y mucho menos inocente.
No podré volver a ser cariñosa, y tampoco quiero más abrazos. Quizá tan sólo sobreviva.
Pero hay que ver cuánto exagera y lo bien que miento. O no.
Y es que tampoco me apetece ser hermosa, ni única, ni bella, ni inocente...
Porque sin él jamás parecería sincero, o único y especial.
Intento dar pasos sobre nubes, que se van hundiendo al pisarlas, y es en vano.
Me hago ilusiones que se han roto mil veces. ¿Y si entrase por la puerta?, me pregunto.
Creo que me estoy volviendo loca. Creo que me estás volviendo loca, vuelvo a decirte.
Y ahora estoy segura, me has vuelto loca.
Sé que ya llegó el día en que no puedo más.
Y a estas horas de la mañana, vuelvo a escuchar la misma canción mil veces. Un día quiero dejar el mundo entero por ti. La misma noche me aburro y no eres para mi. Puta canción.
Y me mata. Me mata. Me mató.

No hay comentarios:

Publicar un comentario