Me balanceo con la obsesión de soñar, y de cumplir más que nada, esos sueños. Me tropiezo con las desilusiones, que pasa el tiempo y no pasa nada, entonces ¿para qué pasa?
Cada día vuelvo a reconstruir las ilusiones, que yo nunca me vendré abajo, digo casi furtiva, auntoconvenciéndome. Me escondo entre las frases escritas en mi habitación e intento recordar lo que sentía, aunque será imposible, jamás volveré a saber cómo me sentía antes, jamás volveré a recordar cómo me siento ahora, en cuanto pase todo se irá a la mierda, y no recordaré intentar recordar cómo era soñar. ¿O sí?
Que cuando me caiga sabré que, estarás ahí, que estaré ahí para levantarme sola.
Y toda la paranoya con la que me envuelvo día y día no importa. Nada es lo suficientemente importante para tí.
miércoles, 30 de junio de 2010
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